La diversidad ilumina

navidad 22-23-04

xabie

Javier Peris. Createga en NeurodiverSí. Soy neurodivergente, y tengo TDAH diagnosticado en edad adulta. La vida está llena de desafíos, y algunos de ellos pueden ser más complejos para las personas neurodivergentes. NeurodiverSí, responde a la necesidad de poder resolver estas adversidades en edad adulta, desarrollando un método propio que puede ayudar a las empresas y a las entidades formativas, entre otras, hacia modelos de neuroinclusión y de equidad de oportunidades laborales en personas neurodivergentes. NeurodiverSí, ha sido premiada en varias ocasiones por su labor formativa, divulgativa y de concienciación en la Neurodiversidad.

MEDIOS

#ladiversidadilumina

Neurodiversi-navidad-22-23.

Rudolf es un ejemplo muy gráfico y constructivo, de cómo ser diferente hace solucionar los problemas. Rudolf o Rodolfo (nombre en español), es uno de los 9 renos navideños que, según el mito navideño, tiran del trineo mágico de Papá Noel (Santa Claus) viajando por el mundo repartiendo los regalos de la Navidad en esta noche del 24 de diciembre. De los nueve renos, Rudolf fue el último en unirse al trineo de Santa, pero también es el más popular por ser diferente, por su particular nariz roja. La historia cuenta sobre un joven reno que siempre fue mal visto y discriminado por su manada, la cual se burlaba de su extraña y graciosa nariz roja, que emitía una luz roja propia. En 1823, se documenta por primera vez a Santa Claus y sus ocho renos tirando del trineo y repartiendo regalos la noche del 24 de diciembre de todos los años, en el poema A visit from St. Nicholas (Una visita de San Nicolás)

rudolf-neurodiversi

Así se creó Rudolf

En 1939, Montgomery Ward en Chicago, le pidió a uno de sus publicistas que escribiera una historia para el libro infantil de los grandes almacenes. El autor Robert May, consideró otros nombres antes de decidirse por Rudolf: Romeo, Rollo, Reginald entre otros.

Al parecer, la misma noche pero de 1939, tal y como relata Robert L. May  (fue mejor conocido por crear el personaje ficticio Rudolph the Red-Nosed Reindeer) en su publicación Christmas Story, se desató una gran tormenta de nieve que imposibilitaba el paso del trineo de Santa Claus, con sus tradicionales ocho renos. Desesperado y preocupado, pensando que no podría repartir los regalos a los niños que se habían portado bien durante todo el año, vio a lo lejos una luz roja que iluminaba a todo el rebaño de renos que estaban agrupados en el bosque. Así fue como Papá Noel conoció a Rudolf, y lo puso al frente de los demás renos, para que con la potente luz de su nariz, los pudiera iluminar y guiar en el difícil viaje. Desde ese momento, todas las Navidades, Rudolf trabaja junto a Papá Noel, y es respetado y admirado por el resto de la manada.

LA DIVERSIDAD ILUMINA

La diversidad no es solo un término o palabra cuyo significado según la Real Academia Española (RAE): «Variedad, desemejanza, diferencia, abundancia, gran cantidad de varias cosas distintas». El término nace del latín «diversitas».

La diversidad es tan amplia que sería egoísta centrarse únicamente en un aspecto. Hay que aprender a tolerar y eso se logra estudiando, leyendo, informándose sobre todo lo que ocurre en el planeta y, lo más importante, en respetar al prójimo, a sus decisiones y gustos personales, es necesario que las personas se eduquen, que sepan que existen personas con capacidades diferentes, con orientaciones y gustos totalmente variados, que existen aspectos más allá de lo tradicional y que deben aceptarse. Lo cierto es que la Diversidad está con nosotros desde el principio de los orígenes de la humanidad, y aceptarla es algo que se debería considerar como normal. La diversidad fortalece, nos ayuda, enseña, nos hace innovar, crecer… en definitiva nos ilumina. La diversidad de Rudolf, no fue entendida, era rechazada por ser diferente al resto; discriminación, burla, exclusión, bullying, acoso… sin embargo, fue esa habilidad diferente la que salvó a Santa Claus, la que convirtió a Rudolf en héroe, y de la que de los nueve renos, es el más importante y recordado.

UNA VISITA DE SAN NICOLÁS

Poema de Clement Clarke Moore «A visit from St. Nicholas» de 1823, traducido al español, junto a portadas del libro publicado en varias fechas.

Fue la noche antes de Navidad, cuando toda la casa
Ni una criatura se movía, ni siquiera un ratón;
Las medias fueron colgadas por la chimenea con cuidado,
Con la esperanza de que San Nicolás pronto estaría allí;
Los niños estaban acurrucados cómodamente en sus camas,
Mientras visiones de ciruelas azucaradas bailaban en sus cabezas;
Y mamá en su ‘pañuelo, y yo en mi gorra,
Acababa de acomodar nuestros cerebros para una larga siesta de invierno,
Cuando en el césped se levantó tal ruido,
Salté de la cama para ver qué pasaba.
Lejos de la ventana volé como un relámpago,
Abrió los postigos y tiró el marco.
La luna en el pecho de la nieve recién caída
dio el brillo del mediodía a los objetos de abajo,
cuando, lo que a mis ojos asombrados debería aparecer,
Pero un trineo en miniatura, y ocho renos diminutos,
Con un viejito conductor, tan vivo y rápido,
Supe en un momento que debía ser St. Nick.
Más veloces que las águilas llegaron sus corceles,
Y él silbó y gritó, y los llamó por su nombre;
«¡Ahora, Dasher! ¡Ahora, Dancer! ¡Ahora, Prancer y Vixen!
¡Adelante, cometa! ¡Adelante, Cupido! adelante, Dondeder y Blitzen!
¡Hasta lo alto del porche! a la parte superior de la pared!
¡Ahora sal corriendo! ¡Aléjate! ¡Aléjense todos!»
Como hojas secas que ante el huracan salvaje vuelan,
Cuando se encuentren con un obstáculo, suban al cielo;
Así que hasta el techo de la casa volaron los corceles,
Con el trineo lleno de Juguetes, y San Nicolás también.
Y luego, en un abrir y cerrar de ojos, escuché en el techo
Los cabriolas y patadas de cada pequeño casco.
Mientras dibujaba en mi cabeza, y me estaba dando la vuelta,
San Nicolás bajó por la chimenea de un salto.
Estaba vestido todo de pieles, desde la cabeza hasta los pies,
Y sus vestidos estaban todos manchados de ceniza y hollín;
Un paquete de juguetes que había arrojado sobre su espalda,
Y parecía un vendedor ambulante que acaba de abrir su paquete.
Sus ojos, ¡cómo brillaban! sus hoyuelos que alegre!
¡Sus mejillas eran como rosas, su nariz como una cereza!
Su boquita graciosa estaba levantada como un arco.
Y la barba de su barbilla era tan blanca como la nieve;
El cabo de una pipa que apretaba entre los dientes,
Y el humo rodeó su cabeza como una corona;
Tenía una cara ancha y una barriga pequeña y redonda,
Que temblaba cuando se reía, como un cuenco lleno de mermelada.
Era regordete y regordete, un elfo viejo y jovial,
Y me reí cuando lo vi, a pesar mío;
Un guiño de su ojo y un giro de su cabeza,
Pronto me dio a saber que no tenía nada que temer;
No dijo una palabra, sino que fue directo a su trabajo,
Y llenó todas las medias; luego se volvió de un tirón,
Y poniendo su dedo a un lado de su nariz,
Y asintiendo, subió por la chimenea;
Saltó a su trineo, a su equipo le dio un silbido,
Y todos volaron como el plumón de un cardo,
Pero le oí exclamar, antes de que se perdiera de vista,
«Feliz Navidad a todos, y buenas noches a todos».

Quizás también te interese leer…

Ir al contenido